En este cuadro Dalí intenta reflejar lo que anteriormente ya había escrito en su Manifiesto Místico: la vertiente espiritual -retrato místico de Gala- y la ciencia -las esferas- se combinan como orden general del Universo. Es una idea que le obsesiona y como tal pinta una y otra vez. Simplifica el fondo, básicamente es el mismo, pero solo hay cielo y mar eliminando cualquier otro elemento que complique la percepción del tema principal. Obtenemos así la imagen de Gala formada por esferas casi en su totalidad. En el centro de la imagen las esferas están distribuidas como átomos de una red cristalina con punto de fuga en la boca, las partes se integran en un bellísimo rostro.
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Sandra Villanueva Miralles